viernes, 23 de marzo de 2007

Siempre me han gustado aquellas culturas que han sabido leer en la naturaleza y aprender a convivir en ella y con ella, de tal manera que, el nativo americano se sentía hermano de todos los animales que configuraban las praderas y bosques donde habitaban, hasta creerse descendientes de ellos, de tal manera que algunos animales simbólicos eran el origen de los clanes. Especialmente importante era el bisonte.



Otra de las culturas que creció en fuerte contacto con la naturaleza fue la de los celtas. Aquí figuro uno de los héroes celtas irlandeses, el perro de los Cullan, Cú chulainn.


También podemos ver algunos de los dioses celtas en este famoso caldero.

El amor a la naturaleza

El amor a la naturaleza es algo que llevamos inscritos en lo más profundo de nuestra mente. Tal vez tenga que ver por que en un principio, cuando buscábamos en el horizonte nuevas presas o los primeros frutos del año, dependíamos totalmente de ella y era fundamental familiarizarnos con ella.
Hoy en día, hemos olvidado parcialmente , encerrados entre bloques de cemento y alfombras de alquitrán, este fuerte vínculo, pero también es fácil volver a encontrarlo en una simple salida al campo.
En una de las fotos he introducido una imagen que se puede ver en las cercanías de Fuencaliente. Se trata de un grupo de bupréstidos o escarabajos joya. Han pasado largo tiempo como larvas horadando ramas y troncos , alimentándose de una material tan poco nutritivo como pueda ser la celulosa, la lignina y otras sustancias. Y un buen día, tras meses o años de una vida secreta y escondida, salen a la luz de la primavera para disfrutar del alimento que les ofrecen las flores.